Músculos maltratados


por Gabriela Morales

¿Hace usted actividad física?

En casi todas las actividades físicas los músculos son la vedette. En nuestra cultura, tanto en los deportes como en el gimnasio o con el personal trainer se piensa en los músculos. Se intenta fortalecerlos, estirarlos, engrosarlos; hemos sido educados así y en un punto esto es correcto, ya que los músculos son los encargados de darnos la forma del cuerpo y de movernos. Pero la motricidad humana es mucho más compleja y cuando nos movemos entran en juego otras variables: el lugar de apoyo, los efectos de la gravedad sobre nuestros cuerpos, la intención y la dirección de los movimientos y sobre todo nuestra historia corporal. En suma cuerpo, mente y ambiente trabajan juntos siempre, tengamos esto en cuenta o no.

A pesar de tanto interés en lo muscular, que viene de querer tener una buena forma,  de conseguir fuerza, o de recuperarse de alguna lesión, observo que hay un defícit en la manera en que se entiende el trabajo muscular en las prácticas físicas.

Voy a ser muy esquemática en esta descripción.
Hay más de 700 músculos en el cuerpo y tienen diferentes funciones depende la profundidad o la cercanía que tengan a los huesos.
Los más profundos son posturales, los encargados de sostenernos en las posturas. Los más superficiales son dinámicos y tienen por tarea los grandes movimientos en el espacio.
Cuando nos movemos, el éxito de los movimientos depende de que los músculos profundos estabilicen el cuerpo, para que los músculos superficiales nos puedan mover hacia el espacio con economía y fluidez.
A la inversa cuando estamos en una postura ( trate de no pensar en nada estático, ya que el cuerpo nunca está quieto), como por ejemplo estar sentados o parados, es vital que sean los más profundos los que estén trabajando para que los superficiales se puedan relajar, no los necesitamos en esas tareas.
Como la postura subyace a todo lo que hacemos, cuando se realiza una actividad física y no se presta atención a estas funciones, corremos el riesgo de lastimarnos. De hecho si tenemos una postura en la cuál nuestros huesos trabajan fuera de eje en sus articulaciones, cada día, en cada movimiento hay microtraumatismos que dañan los tejidos óseos y articulares. Pueden pasar años hasta que se sienta la lesión, pero esta lesión viene de habernos movido fuera de eje en nuestra vida cotidiana. El riesgo de lastimarnos es mayor cuando la organización postural es pobre.

No es posible hacer grandes cambios, cambios cualitativos, en el estado muscular si no se atiende a la cuestión de cómo se organiza   el cuerpo para la acción (lo postural).
Por eso es que hay personas que hacen miles de abdominales y siempre tienen panza, otras que hacen deportes o pesas y no soportan estar unos minutos parados o sentados en la vertical, u otras que pasan horas tratando de estirarse y nunca lo logran.
Cuando observamos el modo en que nos movemos, cuando estamos atentos a nuestra capacidad de organizarnos para las acciones y nuestra posibilidad de coordinar el movimiento, el cuerpo recupera su fuerza, su forma y su elasticidad. Es más podemos estar gastando gran cantidad de energía sin la sensación de esfuerzo. Esto lo vemos en los grandes deportistas o bailarines. También nos puede pasar a nosotros.
Para esto es necesario estar presentes en lo que hacemos, parar un poco y observar nuestra organización para la acción. No es eficaz hacer ejercicio y ausentarse del cuerpo, como ocurre cuando alguien corre sobre la cinta mirando la tele.

Quizás esta idea de percibir las diferentes funciones musculares nos ayuden a fluir en nuestros movimientos y a ganar movimiento